Conforme pasan los días se descubren más fosas clandestinas con restos humanos en Iguala, Guerrero, y de los 43 normalistas desaparecidos de Ayotzinapa no se sabe nada… oficialmente.
Muchas son las hipótesis sobre el paradero de los jóvenes ‘levantados’ el pasado 26 de septiembre en Iguala, tras un ataque de policías municipales y sicarios del cártel ‘Guerreros Unidos’.
Esa noche del viernes-madrugada del sábado todo fue confusión. Estudiantes de la Escuela Normal Rural de Ayotzinapa regresaban a su casa tras un día de boteo en el municipio gobernado por el hoy prófugo edil José Luis Abarca, cuando fueron rafagueados. El saldo: seis personas muertas (tres estudiantes), 27 heridos y 43 jóvenes desaparecidos.
Hoy se sabe que los normalistas fueron entregados al crimen organizado. Y hasta ahí, pese a la captura de 34 policías municipales de Iguala y Cocula y 17 sicarios de ‘Guerreros Unidos’.
El misterio en el caso crece con la declaración de los detenidos, varios de los cuales afirmaron que habían entregado a los muchachos a los narcos, quienes los habían matado, quemado y enterrado en fosas, dando la ubicación de éstas. Sin embargo, al menos en la primera tanda de fosas, donde había 28 cuerpos calcinados, no se encontró evidencias de que estuvieran normalistas.
Las fosas continúan ‘apareciendo’ con restos humanos. Ya van al menos 20 y la gente se pregunta quiénes son. Si no son los desaparecidos, ¿a quiénes pertenecen estos cuerpos? ¿Por qué los mataron? ¿Quiénes los asesinaron? ¿Por qué tanta saña? ¿Tanta violencia?
Y luego entonces… ¿Dónde están los normalistas?
Un punto más para la duda existencial. Las autoridades competentes ya tienen la declaración de más de 50 detenidos. Es ilógico pensar que aún no se sepa el destino de los jóvenes. El cruce de información permitiría dar, al menos, con indicios claros de dónde están o qué les pasó.
El ingrediente detonante llega con las declaraciones del padre Alejandro Solalinde, quien afirma que de acuerdo con “testigos confiables”, los normalistas fueron quemados de manera por demás salvaje.
¿A quién creer? ¿A las autoridades? ¿Al padre Solalinde? ¿A los policías que levantaron a los normalistas?
¿Por qué tanto misterio en una investigación a la que se han destinado recursos materiales y humanos sin precedente?
Otra de las hipótesis en este abanico de misterio surge del vox populi. Habitantes de la región creen que los normalistas están secuestrados y son la moneda de cambio en esta guerra contra el crimen organizado en Tierra Caliente.
Una más… detrás de todo este asunto está la mano maquiavélica de un político que busca desestabilizar y crear caos para aparecer como el mesías que impondrá el orden.
Todo es posible en un país donde la transparencia es nula pese a los millones de pesos que se gastan en ello. Al mortal común sólo nos queda esperar. Ver los resultados de las ‘investigaciones’ y los acuerdos políticos. Justicia y política va de la mano siempre, que no se nos olvide…